Finisher a fuego lento

Ser finisher de cualquier prueba es realmente satisfactorio. No hay distancia ni reto lo suficientemente pequeño y todos ellos pueden ser una gran excusa para saborear ese momento en el que divisas el  arco de meta. Un momento que supone algo más que el final de una fiesta preparada a fuego lento y con esmero, ese arco te da una palmada en la espalda a modo de estímulo para pensar en la siguiente parada. 

Obviamente, si el arco es el de una prueba tan mítica como la MARATÓN y está custodiado por las dos torres que abren la vía a la Plaza España de Barcelona, mi ciudad,  la sensación es indescriptible. Si sumas que has compartido esto con deportistas a los que respetas y admiras pasa a ser un pelín orgásmico. 

Ahora tocaría resumir la carrera y como la viví, pero en esta ocasión me voy a permitir la licencia de guardarme todas las sensaciones para mi. Me pongo en modo egoista simplemente porque hace días que me apetece comentar esta foto :

 Obviamente se trata de alguien a quien conozco y admiro más allá del terreno deportivo, un anónimo en toda regla para el deporte de élite pero querido y valorado por los que hemos podido compartira algo más que un entreno con él. Su nombre es Dani Calvo.

Quién es o su tiempo o sus circunstancias son irrelevantes. En esta imagen veo como un deportista amater estalla literamente al cruzar ese arco y percatarse que ha conseguido su objetivo. Ni siquiera está en el podio pero obviamente se siente ganador.  Esa eclosión seguramente emana sentimientos y experiencias únicas y de dificil compartir. Sólo el deportista sabe del sacrificio y de las horas invertidas en algo que un altísimo porcentaje de la población no van a entender jamás y es por eso que este estallido se convierte en una delicathessen al alcance de muy pocos. 

Imágenes como esta y tantas otras que tengo la fortuna de conocer y envidiar son las que me recuerdan porque con apenas 17 años supe que el deporte iba a ser algo a lo que dedicaría mi vida. Tengo hoy 38 años y gracias a los Dani Calvo de mi entorno sigo con una fe ciega en el ser humano y sus capacidades . Espero algún día poder transmitir a Martina mi hija y su hermanita Ona (en construcción) estos valores . Ese espíritu de sacrificio y constancia tan exportables a la cotidianidad de nuestras vidas.


Gracias a tod@s los Dani Calvo por recordarme porque el deporte es mi profesión y mi forma de vida.

imagen de labolsadelcorredor.com

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